viernes, 5 de julio de 2013

La corsetería de las relaciones.


"El ser humano es una criatura sociable."

 

Es cierto que las personas necesitamos rodearnos de gente para coexistir. Hay muy poca gente “realmente antisocial”. En el sentido más estricto de la palabra.Todos necesitamos lazos, uniones, hilos, que nos conectan los unos a los otros. Pueden ser lazos afectivos. Lazos familiares.

Lazos.

Siempre hemos de tener a alguien que nos apoye. Porque sostener el peso de uno mismo, a veces se hace muy duro. Estar realmente solo es, en mi opinión, un peso de infinita crueldad.

 

Todos tenemos miedo de la soledad.

 

Y es por eso que, directa, o indirectamente, nos rodeamos de personas que comparten ese mismo miedo, personas compatibles con quien pasar nuestros momentos, con quien sentirnos cómodos. Establecemos relaciones. Pero hay momentos en las que esas relaciones han de ser reguladas.

En realidad, todos esos lazos están clasificados, según su origen, su tipo , lo que los hace fuertes, su duración. Todo, todo,  es una gran pirámide.

Es por ello que en su cúspide, no puede haber demasiados lazos, porque entonces esas relaciones estarían destinadas a descarrilar, a despeñarse por las aristas, y a perderse en el vacío. Pero tampoco puede haber una pirámide sin base, porque en caso de que la parte superior se  desgastase, podríamos topar con el vacio más rápido de lo que pensamos.

 
Nos necesitamos los unos a los otros. Pero también necesitamos nuestro espacio.

Amor, amistad, compañerismo, simpatía ; son distintos grados de una misma cosa y el necesitarlos no nos hace débiles, simplemente nos hace más humanos. Pero hemos de saber diferenciar un tipo de lazo de otro, y hemos de saber retirar aquellos que sólo peligran enmarañar nuestra red social, y guardar muy dentro aquellos que mantienen unidas las piezas que conforman nuestra alma.

Y hemos de saber respetar a aquellos que hacen sus decisiones con respecto a sus lazos, hemos de tratar de comprender sus motivos. La base de las relaciones es el respeto, y la confianza, da igual el tipo de relación que sea. Una amistad, o una relación amorosa nunca puede ser forzada, simplemente surge y ya está. ¿No es cierto? Surgen de cosas pequeñas, cómo demostrar que estas cerca cuando te necesitan, mostrar afecto aún sin necesitar un motivo en especial. Gestos, expresiones, risas.

Es por eso que no comprendo demasiado bien a aquellas personas que van detrás de los demás...

O quizás si. Tienen miedo de no valer lo suficiente por sí mismos. De que nadie repare en ellos.

Pero tampoco comprendo a esas personas que toman un lazo fuerte, se lo atan al cuello, y pretenden usarlo para demostrar lo mucho que valen.

A veces pienso que algunas personas se lo atan demasiado fuerte.

Tan fuerte que no les llega el oxígeno al cerebro.

Y me da mucha lástima.

Somos P E R S O N A S.
TODOS sentimos, sufrimos, reímos, lloramos, callamos y nos enfadamos.
¿Qué tiene de especial tener un lazo más o un lazo menos? ¿ Acaso nos hace mejor personas una pirámide más bien cónica o más cuadrada?
Ciudad de vuestros lazos.
Porque a pesar de que se corten siempre quedará un extremo suelto atado a nuestro corazón.

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